La virtud es la consecuencia de los buenos actos que hemos decidido llevar a cabo en la vida, no su causa.
La paciencia es la garantía de que todo lo que anhelamos llegará.
Si quieres algo imposible, comienza a pensar en ello todos los días, y verás cómo se hace posible.
No hay embrujo más poderoso para que te amen que amar con todo tu corazón.
La vida se compone del presente, el pasado ya no está y el futuro nadie sabe si existe.
La mejor lección que puedes tomar de la vida es darte cuenta que tus hijos tienen más para enseñarte que tú a ellos.
La receta para no decepcionarse es no esperar nada de los demás.
Si quieres que alguien crea tus mentiras, sólo debes asegurarte de que quieren que sean ciertas.
El día que vuelvas a tomarte un juego tan en serio como cuando eras un niño, habrás transitado por el verdadero crecimiento.
La mejor señal que puedes recibir de que no eres feliz, es preguntarte si lo eres.
Los obstáculos no son más que las piedras que están al costado del camino hacia tus objetivos, pero que te empecinas en poner delante para encontrar excusas para no intentarlo por miedo al fracaso.
Si de verdad quieres vengarte de un daño que te han hecho, no tienes más que ser distinto a quien te lo infligió.
Sé muy precavido con aquello que deseas, es cuestión de tiempo que se haga realidad.
La verdadera vida es aquella que capturamos en los instantes más intensos de nuestra existencia.
No se puede amar de verdad sin haber experimentado y sufrido el desamor.
El amor es la única virtud que no depende de nuestro buen juicio y autocontrol.
No busques recompensa a tus buenas acciones, ya que así es como las empañas.
La verdadera buena acción es la que se hace en silencio y en el anonimato, no aquella para la cual necesitamos un público que nos aplauda.
Puedes tenerlo todo si aprendes a limitar tu ambición.
Procura siempre gustarte a ti mismo, esa es la verdadera puerta a la autenticidad.
Sólo es honesto quien sabe admitirse como deshonesto.
Los sueños son el sustento del espíritu.
Tárdate todo el tiempo del mundo en decidir qué vas a hacer, pero una vez lo hayas determinado, no demores ni un segundo en llevarlo a cabo.
Sólo cuando concibas cada nuevo amanecer como la oportunidad de crearte una nueva vida es que habrás aprendido el arte de vivir.
Anímate a romper las barreras que limitan tu pensamiento y encarcelan tu accionar.
Sólo quien ha bailado un tango con la muerte es capaz de ver la vida como el verdadero regalo que es.
A quien le falten errores y fracasos en su pasado, no ha adquirido la verdadera experiencia de vivir.
No te ates a nada ni a nadie, ni siquiera a ti mismo; sé libre para cambiar tu opinión y empezar de cero, sin importar de qué te tilden los demás.
El verdadero rico es aquel que se aboca a limitar su ambición a sus verdaderas posibilidades.