La ilusión es la semilla que lo hace todo posible.
Si bajas los brazos te estás quitando las posibilidades de ser feliz.
La mejor forma de evitar llegar a la vejez en soledad, es haciendo que los demás te necesiten.
No hay progreso sin golpes, ni éxitos sin fracasos.
Debes entrenarte para comprender que lo que la vida te quita hoy, te lo dará mañana, y con creces.
Cuánto más larga es la carrera, mayor cantidad de obstáculos que deberás sortear y, por ende, mayor el aprendizaje que podrás atesorar.
La vida es como un gran juego de azar: si no apuestas, no ganas y si nunca ganas, le perderás el interés al juego.
El azar es esa chispa que tiene la vida para que no perdamos la capacidad de asombro.
En la cantidad y calidad del intento es que se empieza a germinar la semilla del éxito.
El éxito es directamente proporcional al esfuerzo.
Cuánto más te esfuerzas, más cerca de la cima te encontrarás.
El participar en una competencia ya te convierte en un ganador de la vida.
Cuánto más lo intentes, más chances de acertar tendrás.
El éxito no se mide en los logros, sino en la cantidad de intentos.
Si has fallado de una manera, vuélvelo a intentar, pero desde otra perspectiva.
No se llega a la cima dando codazos para derribar a los demás, sino apoyándose en el otro y permitiendo que nuestro compañero de ruta también se apoye en nosotros.
El talento sirve de muy poco cuando falta constancia, dedicación y calidad humana.
El aroma del éxito comienza a sentirse cuando vas por el camino correcto.
Permítete equivocarte, ya que cada error es como un maestro que te marcará por donde no ir la próxima vez.
No fracasa quien no llega al éxito, sino quien lo sigue intentando de la misma forma una y mil veces.
Si te das el lujo de hacer de tu vida un ensayo, otros se encargarán de montar tu obra en su nombre.
Sólo quien ve a la competencia como un motivador para ser cada día mejor, llega a alcanzar el verdadero éxito.
No pases la vida buscando el verdadero amor, este llegará cuando sea el momento indicado para ti.
Cuando te desesperes preguntándote por qué no te ha llegado la oportunidad que buscas, haz un alto en el camino y pregúntate: ¿Estoy preparado para recibirla?
No es posible ser feliz sin antes ser fuerte y para fortalecerse es importante darse unos cuantos raspones.
Si buscas el éxito por el mismo camino que los demás, te estás perdiendo la gran chance que la vida te da todos los días de ser original.
Lo que hoy intentas y te resulta imposible, mañana puede ser un juego de niños sin que te des cuenta. ¿Cómo saberlo? Volviéndolo a intentar una y otra vez.
Las oportunidades llegan cuando estás preparado para recibirlas y honrarlas.
El verdadero camino a la felicidad es darse cuenta de que no hay camino fijo hacia ella, sino senderos que se bifurcan para cada persona de manera diferente.
