¡Qué triste es despedir para siempre a quien creíste el amor de tu vida!
No seguiré derramando lágrimas por una persona que no merece ni siquiera mis pensamientos.
Creí que podía entregarte mi amor para que lo cuidaras, pero ahora me doy cuenta que sólo perdí mi tiempo con alguien que no sabía el significado de la palabra «amor».
¿Estás seguro que lo que vas a buscar vale más que lo que estás dejando atrás?
Cuando el corazón y la mente se alinean, podemos finalmente decir adiós a quien tanto nos ha dañado.
Cuando sientes que ya no haces falta en la vida de alguien, es momento de la despedida.
Hoy te estoy extrañando más que nunca, a pesar de que ya debería haberme acostumbrado a tu ausencia.
Mientras tú celebras tu nueva conquista, yo estoy en duelo por la pérdida de quien creí mi amor para siempre.
Las diferencias se notan cuando el amor no es suficiente.
Si me hubieras amado tan sólo un día, no estaría tan desolada pensando que este amor no valió la pena.
Hoy partes de mi vida, pero tu corazón ya estaba lejos desde hacía mucho tiempo.
Si hoy te vas, no vuelvas; mi corazón estará a un millón de años luz del tuyo.
Hoy dejas ir a quien más te ha amado en la vida; no regreses por una segunda oportunidad que no tendrás.
Me sumerjo en el abandono que me dejaste al irte. Espero encuentres la felicidad que me has arrebatado.
Dicen que la felicidad está en uno mismo, y estoy de acuerdo; por eso la tienes tú, porque eres parte de mí.
Tu silencio duele más que una daga en el corazón.
Quisiera yo saber qué he hecho para merecer tu abandono.
No te olvides que quien abandona sin razones, mañana vuelve por una segunda oportunidad, pero tú no la tendrás.
Con tu amor me convertiste en la reina de tus sueños, pero ahora me toca juntar los pedazos que tus peores pesadillas dejaron.
¿Cuándo fue que dejaste de mirarme como a tu amor? ¿Cuándo fue que dejaste de contarme tus sueños? ¿Cuándo fue que dejaste de amarme?
Hoy me preguntaba por qué dejaste de amarme y me di cuenta que fue cuando amarte a ti mismo se convirtió en tu prioridad.
Ayer me tocó caminar el sendero hacia el reino de tu corazón; hoy me toca volver por camino escarpado hacia un valle sombrío, dejándole mi reinado a otra.
El amor que sólo trae penas y lágrimas, ¿merece realmente llamarse «amor»?
En esta separación tú pierdes mucho más que yo, porque yo me voy con la victoria de haber amado, mientras que tú te quedas con la derrota de no haber sabido amar.
Cierro los ojos y te veo frente a mí y mi piel vibra por volver a tenerte entre mis brazos.
No me conformo de que ya no estás; no entiendo porqué no puedo tenerte si te amo tanto.
Hoy sumas una decepción más a la interminable lista que me has dado ya, pero esta vez es la definitiva; adiós para siempre.
